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Síntomas del Ébola

Signos de la enfermedad llamada fiebre hemorrágica del Ébola.

Síntomas del Ébola
El reconocimiento precoz de los síntomas del Ébola es esencial para iniciar inmediatamente la cuarentena y la terapia de apoyo, ya que la aparición de los síntomas marca el inicio de la etapa contagiosa del afectado. Los síntomas más comunes causados por el virus del Ébola incluyen dolor de cabeza intenso, fiebre con o sin escalofríos, dolores musculares y/o articulares, falta de apetito, y astenia o sentimiento generalizado de debilidad.

Los síntomas de la fiebre hemorrágica del Ébola dependen de la etapa en la que esté la enfermedad. Inicialmente, una persona infectada experimenta fiebre, inflamación de la faringe o faringitis, dolores en las articulaciones y dolores musculares. Alrededor del quinto día de la infección, aparece una erupción maculopapular, que suele ser más prominente en el tronco. Muchos pacientes también se quejan de conjuntivitis bilateral o dolor en los ojos. También se producen molestias gastrointestinales, náuseas y vómitos, dolor abdominal, y diarrea en asociación con la hemorragia en el tracto gastrointestinal.


Entre los que están infectados fatalmente, un signo importante es la obnubilación, que reduce la alerta mental y disminuye la respuesta al dolor. En esta última etapa, es común el sangrado espontáneo de las membranas mucosas. Se produce finalmente una ausencia de orina, aumento de la frecuencia respiratoria, baja presión arterial, y un shock. Se observan también miocarditis y edema pulmonar. Los pacientes a menudo mueren en estado de coma.

Los signos y síntomas del Ébola suelen comenzar repentinamente y se caracteriza por ser similares a los de una gripe: fatiga, fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares, articulares y abdominales. El vómito, la diarrea y la pérdida de apetito también son comunes. Los síntomas menos comunes son: dolor de garganta, dolor en el pecho, hipo, falta de aliento y dificultad para tragar.

El tiempo promedio entre que se contrae la infección y el inicio de los síntomas es de 8 a 10 días, pero puede variar entre 2 y 21 días. Las manifestaciones cutáneas pueden incluir una erupción maculopapular en aproximadamente el 50% de los casos.

Los primeros síntomas del virus del ébola pueden ser similares a los de la malaria, el dengue y otras fiebres tropicales, antes de que la enfermedad progrese a la fase de sangrado.

En la fase de hemorragia, puede presentarse sangrado interno y subcutáneo, con enrojecimiento de los ojos y vómitos con sangre. El sangrado dentro de la piel puede crear petequias, púrpura, equimosis y hematomas (especialmente alrededor de los sitios de inyección).

Todas las personas infectadas muestran algunos síntomas en el sistema circulatorio, incluyendo la alteración de la coagulación de la sangre. El sangrado de los sitios de punción y las membranas mucosas (por ejemplo, el tracto gastrointestinal, la nariz, la vagina y las encías) se presenta en el 40-50% de los casos. También se da en la enfermedad del virus del Ébola la presencia de sangre en el vómito, en la saliva al toser y en las heces. El sangrado profuso es raro y generalmente se limita al tracto gastrointestinal. En general, el desarrollo de los síntomas de sangrado indica un peor pronóstico. Esta pérdida de sangre puede causar la muerte.

Los primeros síntomas del Ébola aparecen por lo general después de un período de incubación de dos días a tres semanas. Estos síntomas no son específicos sino que recuerdan a la gripe: fiebre repentina, fatiga, mialgia, artralgia, dolor de cabeza, diarrea, vómitos y dolores abdominales repentinos.

Otros síntomas iniciales pueden acompañar a veces a este cuadro: conjuntivitis, dolor de garganta, sarpullido, insuficiencia renal e insuficiencia hepatocelular, posiblemente al comienzo de la enfermedad; y posteriormente shock, edema cerebral, coagulopatía e infección bacteriana secundaria. En este punto, las hemorragias internas y externas ya se pueden observar en algunos pacientes.

Los síntomas hemorrágicos generalmente aparecen entre cuatro y cinco días después de la infección, incluyendo faringitis, úlceras bucales y labiales, sangrado de las encías y los ojos (conjuntivitis hemorrágicas), y expulsión de sangre por la boca (hematemesis), la nariz (epistaxis), el ano (melena) y la orina (hematuria), así como sangrados vaginales. También puede haber daños en el hígado, un aumento en suero de las transaminasas, insuficiencia de la médula ósea y proteinuria.

En la fase terminal del Ébola, por lo general hay normotermia (ausencia de fiebre), confusión, anuria, estado de shock, taquipnea, artralgia y afectación ocular. La coagulopatía se acompaña a menudo por insuficiencia renal, lesiones hepáticas, daños al sistema nervioso central y un shock terminal con fallo múltiple de órganos que conduce a la muerte.

El virus puede también manifestarse como una infección viral aguda acompañada de malestar general y una erupción maculo-papular. Las mujeres embarazadas con Ébola suelen perder sus fetos con sangrado abundante. La tasa de letalidad oscila entre el 50% y el 100%, con la mayoría de las muertes resultantes en este caso por deshidratación debido a daño gástrico.

Los sujetos afectados por el virus de Ébola siguen siendo contagiosos mientras el virión está presente en su sangre, sus secreciones, sus órganos y su esperma. El virus del Ébola se ha observado en el líquido seminal 61 horas después de la aparición de los síntomas de la enfermedad, y la transmisión puede tener lugar a través del esperma siete semanas después de la recuperación clínica del paciente.

El modo de exposición al virus parece afectar a la gravedad y velocidad de progresión de la enfermedad. Así, durante el brote de 1976 en Zaire, desencadenado en el Hospital Misión Yambuku por la reutilización de agujas de jeringas contaminadas, el período de incubación del Ébola promedio fue de 6.3 días en caso de contaminación por inyección, contra 9.5 días en el caso de contaminación por contacto. Además, la tasa de mortalidad por Ébola se estableció, respectivamente, en un 100% (85 muertes de 85 pacientes) y un 80% (119 muertes de 149 pacientes).